Las ventajas de contar con espacios de manufactura más cerca de los destinos de exportación ya benefician a países como México y pueden llegar a Sudamérica.
Las continuas cuarentenas y lockdowns que afectaron el intercambio internacional durante la pandemia, así como los conflictos bélicos, como el que hoy enfrenta a Rusia con Ucrania, han llevado a los expertos a buscar soluciones ante la reapertura paulatina del comercio.
Estas interrupciones de las cadenas de suministro han llevado a muchas empresas multinacionales a replantearse sus operaciones de producción a través de modelos como el nearshoring.
El nearshoring, cuya traducción literal es “localización cercana”, consiste en la relocalización de la cadena de valor, pero a destinos cercanos al país de origen, con el mismo huso horario de preferencia.
De este modo se subcontrata a empresas de otros países cercanos, a una distancia aproximadamente no mayor a cuatro horas de viaje en avión.
De esta manera, no solo se bajan los costos, sino que también se busca una necesaria diversificación de las cadenas de valor frente a la concentración asiática, así como a una pandemia que, de repetirse en el futuro, podría condenar a estos empresarios a situaciones similares.
Por esta razón, muchas de estas empresas ya buscan nuevos rumbos para instalar sus espacios de producción y manufactura, así como destinos en los que instalarse.
Ventajas
Según el blog del EAE, la implementación del nearshoring tiene varias y muy importantes ventajas para las empresas.
En primer lugar, se consigue un mayor contacto con los subcontratistas, ya que como la comunicación con las empresas subcontratadas se vuelve más sencilla y rápida, el proceso de toma de decisiones también es más veloz y eficiente, y se puede controlar mejor la producción.
Además, dada la cercanía entre ambos puntos, se eliminan las diferencias horarias, lo cual mejora a su vez la gestión del tiempo.
Otra ventaja es que la reducción del tiempo del transporte de las mercancías conlleva a su vez la disminución de sus costos. Como la distancia entre la empresa principal y las subcontratadas es ahora menor, las entregas se pueden concretar en un tiempo menor y los costos de ese modo se reducen.
Una ventaja a agregar es que la protección de la mercadería va más alta de la propiedad intelectual, ya que robarla en una ubicación cercana al puerto es más complicado.
También se presentan ventajas en lo referente al conocimiento del mercado. Dado que las diferencias culturales son ahora mínimas con la proximidad de ambos destinos, se podrá estudiar mejor la demanda y conocer el mercado con más detalle.
Lo anterior permite además ajustar la oferta de acuerdo con los cambios de la demanda, y llevar dicho proceso con más rapidez.
Se presentan también ventajas en cuanto a la calidad de los productos, que ahora podrá ser mayor puesto que los fabricantes conocen mejor el mercado y el entorno.
Y finalmente hay ventajas en cuanto a un mejor conocimiento del entorno legal. En ese sentido, dado que por lo general los países limítrofes entre sí muchas veces comparten normativa laboral y mercantil, es más sencillo evitar sanciones legales.
En definitiva, las ventajas del nearshoring son muchas y muy significativas. Sin embargo, a la hora de decidirse a externalizar una empresa mediante nearshoring es importante tener en cuenta la coyuntura propia de cada organización, de su mercado y de sus productos.
Diferencias entre nearshoring y offshoring
Según el blog del EAE, es preciso hacer una distinción entre el nearshoring y el offshoring. Este último es otra forma de externalizar los servicios de una empresa, pero en un país lejano, generalmente con una zona horaria distinta, con el objetivo de reducir los costos de producción.
Por lo general, el offshoring es la opción que implica menores costos, pero a mediano o largo plazo la distancia obstaculiza la comunicación y la coordinación de los equipos.
Además, en ocasiones las diferencias culturales y legales, las barreras del idioma e incluso el equilibrio geopolítico pueden obstaculizar las relaciones laborales, y la productividad. Un ejemplo claro de esto último es el conflicto actual entre Rusia y Ucrania.
Asimismo, se deben evaluar los riesgos políticos y económicos propios de cada país, como viene sucediendo en algunas naciones de nuestra región. Ejemplo de ello es la crisis política y los fenómenos climatológicos que vive el Perú, o la alta inflación que sufre la economía de Argentina.
Es decir, que el offshoring suele ahorrar más costos, pero conlleva un riesgo de pérdida de control de la empresa.
El nearshoring, por lo tanto, aprovecha la reducción de costos que caracterizan al offshoring, pero además permite que la comunicación y la colaboración sean más sencillas.
El nearshoring en México
La preponderancia que está cobrando China en el comercio internacional en los últimos años, ha provocado que su principal competidor a nivel global, Estados Unidos, se haya dedicado a buscar espacios más cercanos a su territorio para desarrollar proyectos comerciales y logísticos.
Entre esos proyectos, por ejemplo, se ubica el de tecnología de telecomunicaciones, más exactamente producción de celulares. Dado que con la pandemia se detuvieron los envíos desde China, principal productor de estos artículos, Estados Unidos buscó espacios más cercanos para su producción.
Y los encontró en México nada menos, país limítrofe y con el cual tiene una antigua relación comercial. Este es un inmejorable ejemplo de Nearshoring: se encuentra un sitio más cercano para la fabricación de sus productos, con lo cual se abaratan costos. Y además prescinde de un espacio de suministro de un rival comercial directo.
Un antecedente de este fenómeno es el que se suscitó con el terremoto de Fukushima en el 2011. Consecuencia de ello fue que la industria automotriz del Japón, cuya cadena de suministros se afectó con el sismo, se trasladó a México, para poder seguir exportando su producción a los Estados Unidos.
El auge del nearshoring en México ha traído como consecuencia la dinamización de su sector inmobiliario industrial. Esto, sobre todo en la zona costera norte, en ciudades como Monterrey, Tijuana, Ciudad Juárez y Reynosa; todas ellas cercanas a la frontera estadounidense.
Esas cuatro ciudades alcanzaron niveles de absorción sin precedente en estos últimos 24 meses, y al día de hoy siguen recibiendo proyectos industriales de envergadura. En el caso de Tijuana, por ejemplo, ya se ven problemas de disponibilidad dada la alta demanda de los últimos años y la escasez de terrenos para proyectos industriales.
Por dicha razón, se espera que las empresas empiecen a buscar más espacios más al centro y el sur del país. Incluso algunos prevén que el nearshoring, de este modo, llegue hasta Centroamérica e incluso a Sudamérica, lo que vislumbra un horizonte auspicioso en ambas regiones.
El caso peruano
El Perú tiene una ventaja geográfica de ubicación estratégica en Sudamérica, por lo que ofrece mejores condiciones de comunicación y gestión para las operaciones industriales y de cadena de suministro.
De ese modo, los costos también tendrán una reducción importante en lo referente a los traslados de las importaciones y las exportaciones entre los mercados de Asia y la región.
A ello se suma la ejecución de grandes proyectos de infraestructura, como el megapuerto de Chancay que ya lleva un gran avance a la fecha. A esto hay que agregar el proyecto portuario similar de Corio, y la ampliación del Aeropuerto Jorge Chávez, entre otros.
Humberto Wu